lunes, 23 de mayo de 2011

Capitulo 4: Inexperta en la infidelidad.





-Llegue al baño me mire al espejo, saque mi polvera y mi lápiz labial, retoque algunos detalles en mi rostro, mientras guardaba todo de nuevo en su lugar, sentí a alguien tocar mi cintura por movimiento casi mecánico busque el reflejo de la persona en el espejo, era él, por un momento sentí mi corazón sobre saltarse tal vez de nervios, tal vez del susto o impresión, no lo sé la cosa en que cundo lo tuve allí cerca de mí, sentí intimidarme, tal vez mi juego se venía en mi contra, sus dos manos se posicionaron a cada lado de mis caderas yo solo lo miraba directo a los ojos a través del espejo estaba inmóvil completamente inmóvil, mi cuerpo estaba tenso, y mis ojos bien abiertos concentrados en aquella mirada miel , el solo me miraba con una sonrisa de medio lado, y sus manos se mantenían en mis caderas, me sentía incapaz, inmóvil de girarme para estar de frente hacia él.


Sus labios cálidos se posicionaron en mi cuello y un frio intenso corrió por mi estomago, estaba completamente tiesa, jamás había tenido el valor ni la falta de dignidad para serle infiel a mi esposo, cerré mis ojos muy fuerte no entendía por qué no lo detenía, el me tomo por los hombros y me giro yo mantenía mi mirada enterrada en el suelo era incapaz de mirarlo a los ojos, el tomo mi rostro y lo levanto delicadamente, me perdí en sus ojos y en su rostro era hermoso de facciones enmarcadas y una mirada café totalmente seductora, labios rojo frambuesa que incitaban, sin decir nada beso mis labios y no lo detuve, no entendía que me pasaba pero no lo detuve, dejo de besarme y fue a mi oído -relájate- fue lo único que pronunciaron sus labios en una seductora voz ronca, que lo más seguro es que se  quedara grabada en mi cerebro para siempre,  yo mantenía un debate en mi interior no sabía si estaba excitada, emocionada, asustada, conmocionada o quería correr, todos esos sentimientos estaban dentro de mi justo en ese momento justo en mi estomago, el vino de nuevo a mis labios y sus manos fueron a mis piernas acariciaba con delicadeza pero con mucho deseo, me pregunte a mi misma ¿Qué estás haciendo Arianne?


 –Espera- dije en un intento ahogado de detener todo, y coloque mis manos en su pecho apartándolo de mí. El se detuvo y me miro con una gran contrariedad, sin embargo no dijo nada. Yo me lleve las manos a la cabeza y cerré los ojos, aún no había cometido el pecado  ya me estaba matando la culpa, cerré de nuevo mis ojos esta vez mas fuerte, y me gire de nuevo hacia el espejo, ¿Qué estás haciendo Arianne? Me pregunte a mi misma de nuevo, esa pregunta estaba en mi cabeza, junto con el remordimiento de un pecado aun no cometido.

Pero justo en ese momento tuve la imagen mental de ellos, de las manos de mi esposo paseándose por su cuerpo desnudo, de los gemido de ella y los de él, de lo descarados que eran y de cómo me veían la cara de estúpida a diario tan descaradamente, abrí mis ojos y me vi al espejo luego lo mire el solo levanto una ceja y me dio una media sonrisa bastante picara y seductora. Yo sonreí de la misma manera es como si mi la parte oscura de mi alma se apodero de mi. Me gire en un movimiento bastante seguro -¿tienes protección?- le pregunte bastante seria y decidida el solo sonrió y asintió con su cabeza levemente. Y se abalanzó sobre mí con desesperado deseo, me tomo por mis muslo con fuerza y me subió a el mesón donde se encontraban los lavamanos besándome con desmedido deseo…


***
- Cosa de una noche-  dije luego de acomodar  mi cabello y maquillarme de nuevo, Salí de aquel baño donde se había llevado a cabo el más lujurioso  acto de deseo y pecado entre dos personas, mire mi vestido y lo acomode mejor, recordé la cara de aquel hombre asintiendo a mis palabras antes de salir de aquel baño, luego la manera en la que me hiso suya, sonreí y me dispuse a caminar entre la gente para llegar a  la mesa de mi marido.
-Mi vida, te tardaste demasiado ¿paso algo? Pregunto mi esposo-
-Lo mire muy serena.

-Nada amor todo está perfecto -sonreí- algunos problemitas con el maquillaje y mi vestido pero más nada -dije y tome asiento.

-Umm… bueno- dijo él  y tomo un sorbo de su bebida.

- ¿Y ya resolviste tus problemas de trabajo amor?- lo mire, y le hice señas al mesonero para que se acercara -me trae otra bebida por favor- dije muy amablemente

- claro señora enseguida- asentí y mire de nuevo a mi esposo, con una ceja alzada- dime ¿ya está todo bien?- pregunte de nuevo.

- si amor, bueno no todo está bien-dijo con una mueca- pero mañana lo resolveré, ahora solo disfrutemos lo que queda de noche para nosotros dos- dijo y lo detuve.
-Pero es que ya me quiero ir- dije y apreté mis labios como niña pequeña.
-¿ya? ¿Y por qué? – me pregunto algo serio, mientras le daba otro trago a su bebida.

-Señora su trago- dijo el mesonero que recién aparecía con mi bebida, interrumpiendo la conversación para colocar la bebida en la mesa

-Gracias- dije mientras veía como la colocaba de su bandeja a la mesa, el mesonero se retiro, lo seguí un momento con la mirada para encontrárteme de nuevo con aquel chico sentado en la barra, esta vez conversaba con un  amigo, giro su mirada hacia mí y sonrió picara y descaradamente, me sentí totalmente incomoda pero a la vez malévola.

-Si mi vida, deseo irme ya estoy cansada además tú te la pásate toda la noche, atendiendo tus asuntos de trabajo, ni me tomaste en cuenta, y ya me aburrí lo siento, quiero ir a casa-  dije en forma de reproche y coloque cara de niña tierna con la última frase, el me miro por unos instantes.

-Bueno está bien- dijo en tono de desilusión- lo siento si te arruine la noche la verdad, no fue mi intención además, no debería ser así, tu eres la única que me soportas y te esfuerzas por mi debería ser más atento y dedicarte más tiempo- dijo mas como para el que para mí pero alcance a oírlo.

- La verdad no sería una mala idea- dije enarcando una ceja y mirando con curiosidad sus expresiones, el solo sonrió.

-Ya vámonos- dijo y se levanto de la mesa yo imite sus movimientos, pero mientras recogía mis cosas volví a mirar hacia la barra, esa mirada estaba ahí de nuevo esos hermosos ojos marrones, el sonrió brevemente como un símbolo de adiós y yo estaba envelada mirándolo como tonta, tratando de entender que fue ese arrebato mío, pero también disfrutando de ese placer de la venganza que llevaba por dentro, aunque él no lo supiera yo me sentía en paz, pues ya no solo era yo la que tenía la cara de tonta .

-Arianne- me llamo mi esposo y yo di un mínimo salto para luego reaccionar- ¿amor te pasa algo? me pregunto mi esposo.

-No, ni mi vida estoy bien- respondí disimulando mis nervios, era más que obvio que en esto de la infidelidad era una completa inexperta, baje mi rostro y luego volví a mirarlo, sonreí,  me di la vuelta y seguí a mi esposo…

-Arianne quiero que sepas, que tu eres lo único que yo tengo en la vida, la única mujer que se que realmente  me ha amado, la única que ha hecho de todo por mí, la única en la que realmente creo- decía mi esposo en medio de un hermoso e hipócrita discurso que  llevaba ya más de media hora en el mismo punto, hasta ahora no sabía cuál era, es decir no entendía el porqué de su… ¿culpa? Justo en ese momento caí en cuenta ¿culpa? ¿Y el tiene conciencia? Me pregunte a mí misma, mi mirada se mantenía fija en él y en su bla, bla, bla que ya no importaba, después de todo ya no me engañaba. Me pregunto -¿qué te hiso?- Dije en mi mente mientras observaba el acompasado movimiento de sus labios, retuve las ganas de bufar…


****
Mi cuerpo se encontraba ya casi desnudo mi vestido había subido hasta la altura de mi cintra y la parte superior había descendido al mismo lugar  dejándolo casi todo al descubierto, mis pantis y sujetadores ya no estaban en mi cuerpo ¿donde estaban? No tenía la mas mínima idea, el me había subido al mesón de los lavamanos, se encontraba sin camisa y sus pantalones ya casi caían a suelo, dios estaba tan bueno, un cuerpo excepcional un abdomen bien enmarcado, sus brazos, sus hombros, su torso y su miembro bien despierto me tenían completamente mojada, el entro en mi con facilidad haciéndome gemir, acaricio mi cuerpo y lo beso de tal manera que me sentí realmente deseada, me hiso gemir o casi gritar durante casi media hora, eran sus caricias, su manera de besar se podía notar era un experto en esto para cando terminamos.

-me llamo…- intento pronunciar, mientras trataba de recuperar la respiración .

-No, no lo digas- dije my segura interrumpiéndolo – no quiero saber tu nombre, es mejor que todo quede así, el momento fue perfecto, el pecado fue perfecto, ya acabo…
****

-Arianne- me llamo mi esposo interrumpiendo mis recuerdos, los cuales no note en qué momento aparecieron.
-Anny- llamo de nuevo-  ¿te quedaste dormida? –pregunto-
-Parpadee rápidamente y me incorpore rápido, -lo siento mi vida es que estoy cansada- dije acomodando mi cabello- ¿ya llegamos?
-Si- solo dijo él mientras estacionaba el auto –levántate ya ve a descansar- dijo y beso mi frente, yo solo sonreí.

****
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martes, 3 de mayo de 2011

El Amante Perfecto...Capitulo 3: ¿Seré capaz de hacer esto?









¿Ya estas lista? -me pregunto mi esposo-
Ya había pasado una semana desde aquel horrible día en el que obligada a fuerzas me quite la venda de los ojos, una semana desde que me entere que mi esposo no era el santo que yo creía.

-ya voy- Respondí, había tomado la decisión de seguirle su juego, en algún momento conseguiría mi arma y seguro pagarían los dos. Me coloque un hermoso vestido ceñido al cuerpo bastante corto y muy sexy en color vino, deje mi cabello suelto  me maquille y unas altas sandalias completaron mi vestuario, me mire por un momento al espejo, estaba lista, Salí de la habitación, baje las escaleras, mi esposo me esperaba en la sala.

-¿Ya?- me pregunto algo serio, a lo que yo asentí, el solo tomo las laves de auto de sobre la mesa, sus cosas y salió, por un momento me quede esperando el elogio de su parte, que me dijera que estaba hermosa o que me reprochara lo sexy y corto de mi vestido, pero no, nunca llego absolutamente  nada, sentí frustración, respire profundo, termine de bajar la escaleras  y Salí.


-Llegamos a un pequeño club, donde “supuestamente nos divertiríamos” y digo supuestamente por que en todo el trayecto no me tomo en cuenta, solo miraba su celular ansioso a cada segundo, nos bajamos del auto y mi esposo le  dio las llaves al  parquero para que guardara el auto, entramos, el ambiente allí dentro era todo de fiesta y diversión,  la música retumbaba y sentía como mi pecho saltaba con cada golpe de la misma, extrañamente mi esposo me tomo de la mano eso fue algo que me sorprendió ya que como dije no se había fijado en mi en toda la noche,  nos dirigimos a una mesa que se encontraba al fondo, nos sentamos, un mesonero se nos acercó y mi esposo encargo dos bebidas, él sabía perfectamente que me gustaba, así que no me preocupe por lo que pidiese para mi, luego de un rato se encendió la luz de su celular el cual estaba sobre la mesa, el miro el identificador y luego me vio directo a los ojos, justo en ese momento supe que era ella y la furia fluyo dentro de mí, el me hiso una pequeña seña y se levanto de la mesa, se alejo y respondió la llamada, por desgracia para mí no podía oír absolutamente nada debido a la música, aunque después de todo no era que estaba tan interesada en ser masoquista, nótese el sarcasmo.

-Decidí respirar profundo tome mi copa y me crucé de piernas lo más natural que pude, en eso  se acerco a mí mesa un mesonero y coloco una copa sobre la misma, lo mire con el entrecejo fruncido ya que se me hiso muy extraño, ¿se equivoco? Pregunte para mis adentros.

–Se lo envía el caballero que está en la barra- señalo y luego se retiro, gire mi vista y divise entre la gente a un chico, cabellos oscuros, de una piel banca, alto bastante apuesto, sus ropas eran algo hiphopperas, los jeans rotos y una franela negra y sobre ella una chaqueta de cuero en el mismo color,  justo por su apariencia pude deducir “todo un chico malo” y extrañamente precioso, sonreí, y el  levanto su bebida en señal de saludo, gire mi vista hacia mi esposo y el no se había percatado de nada, al parecer discutía con “la persona que lo llamo” di un largo suspiro y un trago a mi bebida, mi mirada se centro en aquel chico que me miraba coquetamente desde la barra, yo no dude ni un segundo en responder sus miradas con la misma intensidad, tenía algo que me atraía o tal vez eran mis ansias de maldad, no lo sé la cosa es que le seguí el perverso juego de miradas, jugando con los labios en mi copa, sonriendo coquetamente, aquel chico solo me miraba y sonreía a cada tanto manteniendo su perversa mirada fija en mí, no savia en que me estaba metiendo pues yo siempre he sido una persona seria, incapaz de mirar a otro hombre que no fuese con el que me case hace cinco años , pero tenía ganas de jugar como lo hacían conmigo. Al cabo de unos cinco minutos apareció Jared de nuevo, se sentó.

-¿paso algo amor?- le pregunte cariñosamente, lo mas hipócrita que me pudo salir.

-no es solo problemas de trabajo, mañana tengo que irme más temprano, porque se presento un problema- dijo y yo por lo bajo lo mire mal, sus problemas eran de piernas ¿es que todavía no entendía cómo es que estaba soportando tanto esto?
- no te dejan descansar en ese trabajo, ni siquiera cuando estamos juntos puedes dejar de pensara en eso- dije algo molesta, el solo me miro y giro su vista para divisar entre la gente a un mesonero, lo llamó.

-Me trae una botella de whisky por favor- pidió yo solo lo observe detenidamente, para que Jared tomara whisky tenía que estar bien molesto.

-¿Y para la señora?- pregunto el mesonero.

-Otra copa de esta misma bebida- dije levantando mi copa, el mesonero asintió y se retiro, luego de unos segundos apareció de nuevo con las bebidas. Mi esposo se sirvió y de un solo trago tomo una copa, se estremeció con fuerza,  como lo pensé estaba molesto, luego tomo su celular y comenzó a textear, yo solo lo observaba me pregunte ¿para qué me invita a salir si no me tomaría en cuenta? recosté mi codo derecho sobre la mesa y sobre el mi mentón, y solté una bocanada de aire, ya estaba aburrida, por casualidad gire la vista de nuevo a la barra y allí estaba esa mirada interesante que me incitaba, sonreí, Sentí la necesidad de no quedarme como una tonta solo observando y siendo testigo de cómo mi “amado esposo” me era infiel, el decidió seguir sin tener reparo en mi, y yo por mi parte, decidí divertirme.

-Querido ya vuelvo voy al baño- dije y el apenas si levanto su cabeza para  asentir, lo mire mal de nuevo, y maldije en mis adentros, tome mi cartera y camine hacia en baño, para llegar a mi destino debía pasar por la barra lo que era igual a  por el frente de aquel apuesto chico, el se giro al verme acercar y me miro fijo, sentí algo extraño al ver el Marrón casi miel de sus ojos y destellaban con las pocas luces que habían en el lugar, si ya antes me pareció apuesto viéndolo de cerca debo decir que es hermoso, pase por su lado, no sin antes lanzarle una mirada de invitación, me hice otra pregunta para mis adentros…
¿Seré capaz de hacer esto?




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martes, 29 de marzo de 2011

El Amante Perfecto...Capitulo 2: ¿Cómo vivir con esto?




Oí el golpe seco de la puerta al cerrar y acto seguido deja caer mi mano que aún estaba pegada a la perilla de la puerta del closet. Provocando así que esta se abriera por completo, no podía levantarme, no podía moverme, ni siquiera llorar, y es que ¿cómo podría vivir con esto? Después de unas cuantas horas ahí tirada, con  mi mente divagando y unas cuantas lagrimas traviesas recorriendo mis mejillas, entre tantas preguntas me levante, saque poco a poco la ridícula ropa que traía puesta y me metí al baño, coloque el agua en frio debía sentir dolor uno que alivianará el que ya estaba sintiendo, dure rato bajo la ducha solo sintiendo el agua fría correr por mi cuerpo.


Luego Salí, apenas si cubrí mi cuerpo con la toalla, me recosté en la cama con la vista fija hacia la gran ventana, tenia frio, si, sentía mucho frio y la oscura y silenciosa noche no ayudaba, las cortinas iban y venían y las lagrimas comenzaron a descender de nuevo por mis mejillas, no sé cuánto tiempo estuve así, pero cuando reaccione ya era de día, me levante y fui a la cocina y allí estaba sobre la mesa…aquella bolsa que según yo llevaba todas las cosa que haría mi noche “especial”…¡si que fue especial!... La tome y coloque el chocolate, la botella de champán  y las otras cosas en el refrigerador, tome las velas y las metía al cajón de la cocina, luego fui al cuarto de nuevo  y en el suelo estaba tirado aquel blanco traje que debí de lucir a mi esposo la tarde anterior, lo tome, camine hasta la sala y encendí la chimenea observe el fuego avivarse por unos instantes y luego deje caer aquella ropa allí y la vi consumirse por el fuego, con la esperanza  que así se consumiera el dolor que estaba sintiendo.


Tome ropa  del cajón y me vestí, Salí de aquel lugar que yo creía precioso y que ahora era horrible, albergaba la mas mala experiencia de mi vida, de allí  conduje hasta mi supuesto “feliz hogar” cuando llegue ya era de noche, estacione el auto, lo apague,  contemple la entrada de mi casa por un momento, di un largo suspiro saque las llaves, Salí, camine lento hacia la entrada dando vueltas a las llaves entre mis manos, metí la llave que correspondía a la puerta de entrada en la cerradura, era la primera vez en mi vida que no quería volver a mi casa, no quería entrar, no quería ver a mi esposo.


 Entre y ahí estaba el, sentado en el sofá, no lo mire solo coloque mi cartera sobre la mesa y  fui al refrigerador, me serví un poco de agua, bebí, camine hacia las escaleras que me llevarían a mi habitación.
-¿dónde estabas?–pregunto bastante serio, lo mire y sentí ganas de matarlo de escupirle todo lo que estaba sintiendo en la cara y si era posible caerle a golpes hasta que me sintiese mejor -¿no me vas a responder?- dijo levantándose y caminando hacia mí, no podía pronunciar palabra, el asco no me dejaba.


-en casa de una amiga- respondí cortante, con los dientes apretados,  y la mirada fría, el me miro fijo.


¿Toda la noche de ayer? ¿Y todo el día de hoy?- Me pregunto en un alterado tono de voz-

-Sí, es que ella no estaba muy bien de salud –mentí- lo siento no llegue para celebrar nuestro aniversario- di unos cuantos pasos en las escaleras, hacia la habitación- me voy a dormir estoy muy cansada.

-¿Cómo que vas a dormir? me dejas solo por un día entero no sé nada de ti en veinticuatro hora y ni siquiera me explicas –casi grito molesto-

-no te preocupes no te estuve engañando- dije con simplicidad en un calmado todo de voz, pero sentí que en mi vos hubo más de un reproche, su rostro se tenso-

-¿Qué quieres decir con eso?- me pregunto, me gire y lo mire a los ojos.

-Nada solo lo que oíste- dije y su ceño se frunció profundamente -ahora ¿quieres discutirlo o me puedo ir a descansar?- le pregunte seria mientras me colocaba una mano en la cintura, a lo que él no alego nada, solo seguía con esa mirada, extrañado de mí actitud, me di la vuelta de nuevo y me dirigí la  habitación-

Me coloque la pijama y me metía a la cama,  luego de un rato sentí como él se recostaba a mi lado.

-Anni– me llamo, y yo no moví ni un musculo para contestarle- se que estas despierta, lo siento no fue mi intensión gritarte es solo que estaba muy preocupado por ti y aparte también muy molesto, ¿no pudiste al menos avisarme… una llamada… para no preocuparme?– dijo, seguí inmóvil no quería responder, no tenia ánimos de hablar- además no me explicaste nada -continuo- no era pare que sintieras que estaba desconfiando de ti, yo se que tu  serias incapaz de eso –dijo y con cada palabra sentía mi corazón latir fuerte y la ira embarga cada centímetro de mi cuerpo, sin embargo no me moví, al cabo de un rato dejo de dar su hipócrita discurso me dio la espalda y se quedo dormido, no si ante decir “Te amo”.
 
Pase toda mi noche despierta solo pensando en ¿cómo una persona como él, El más cariñoso, el más considerado, mi ser perfecto, como me estaba engañando?

A la mañana siguiente me levante como de costumbre, le hice el desayuno y lo serví en la mesa.

El Salió de la habitación, ya listo para ir a trabajar, tomo un pedazo del pan tostado le dio una mordida, seguido un sorbo de jugo.

-Gracias amor pero ya me tengo que ir- dijo beso mi frente y salió de la casa como todos los días muy temprano y muy apurado.

Entonces en ese momento caí en cuenta de lo distante que estaba,  comprendí por que el siempre me decía que le gustaba llegar temprano al trabajo para ser un empleado ejemplar, era todo una maldita mentira él se veía con ella todas las mañanas antes de ella venir a mi casa y antes de él irse a trabajar.

Al cabo de dos horas, tacaron mi puerta sabía que era ella, como de costumbre, Abrí.

-Hola preciosa- dijo mientras me saludaba con un beso en la mejilla y entraba por completo a mi casa, sentí que quería matarla justo allí, cerré la puerta y la observe mientras caminaba, tan alta, elegante, con esa mirada que te hacía sentir insignificante, y sentí la sangre hervir-

-Cuéntamelo todo dijo- mientras se sentaba en el sofá muy animada- ¿Cómo quedo la sorpresa?

-No ha habido sorpresa- dije seria y cortante-

-¿Pero porque?-pregunto fingiendo asombro, era obvio que ya lo sabía.

-Me quede con una amiga en su casa estaba muy enferma  y no pude llegar a tiempo- dije fingiendo desilusión mientras me sentaba frente a ella.

- Que lastima y tan ilusionada que estabas.

-Si a veces algo termia robándote las ilusiones-  gire mi vista a la ventana.

-¿te pasa algo? -me pregunto, la mire.

-¿Por qué lo dices?- le pregunte

- Es que te noto extraña – dijo mientras apretaba ligeramente sus labios -

-Es que estoy muy cansada- le respondí-

¿Quieres que me vaya? – me pregunto, con curiosidad.

-¿te molestaría? -Le pregunte tratando de mostrar cortesía.

-no amiga tranquila no te preocupes-dijo mientras tomaba su Cartera y se la colocaba- para nada me molesta, Yo vuelvo luego cuando estés de mas ánimos- dijo levantándose del sofá -de todas formas yo quería saber los detalles de tú noche - camino hacia la puerta, la seguí- pero como no hubo noche no voy a molestarte  ya me voy descansa- termino decir y salió.

En ese momento tome la decisión de que me las pagarían todas una a una lo que me estaban haciendo.

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viernes, 18 de marzo de 2011

El Amante Perferfecto...Capitulo 1: Traición






Tanto daño y traición ¿a dónde nos llevo?
 Si yo libre y me entrego, si doy el corazón,
La avaricia gano!!Perdiste el corazón¡¡

Sólo nos damos cuenta de la traición y de la amistad cuando ambas se cruzan... Allí podemos distinguirlas y compararlas, sentirlas y despreciarlas. El corazón no siente si los ojos no ven; pues, mis ojos ya vieron.




******
 
-creo que el mejor color seria el blanco - decía mi amiga mientras tomaba en sus manos la parte posterior de un delicado juego de ropa interior en color blanco con detalles plateados- este es perfecto ¿no crees? -Decía mientras lo colocaba frente a mi vista.

- No lo sé… es que ¿blanco?- le respondí mientras hacia una mueca de medio lado con mis labios- no me parece sensual ¿será que le gusta? – le pregunte.

-hay amiga es tu esposo no el mío tu deberías conocer que Le gusta y que no-me dijo en tono de regaño, la mire mal.

-si ya lo sé pero quiero sorprenderlo, jamás he hecho algo como esto y quiero que este segundo aniversario sea especial para nosotros.  

-umm… bueno yo no sé, pero a mí me parece lindo este bikini blanco- dijo mientras le daba vuelta en sus manos observado cada Angulo de él.

-¿segura?- le pregunte aun dudosa.

-Hay Arianne, ya deja de dudar y decídete.

-okey me lo llevo, después de todo tu siempre resultas teniendo la razón- le respondí con una sonrisa, mientras tomaba el juego de roba interior completo y me dirigía la caja para pagarlo.

-si yo siempre tengo la razón – me respondió ella, con una aire de altivez que no supe descifrar.

 Luego de comprar la ropa interior, fui a comprar los demás complemento, champán, chocolate liquido, fresas, velas aromáticas y unas demás cosa que le pondrían a mi noche ese toque especial.


-bueno aquí me quedo- dijo mi amiga mientras se bajaba de mi auto-suerte-termino de decir antes de salir por completo y cerrar la puerta, arranque.

- le dije a mi amiga que haría todo eso en mi casa, pero la verdad tenía todo planeado en el apartamento que teníamos fuera de la cuidad, no quise contarle porque a pesar de ser mi mejor amiga no quería interrupciones de parte de nadie y ella acostumbraba a visitarme todos los días por la mañana.

-entre al apartamento y coloque las bolsas sobre la mesa de la cocina, mi plan era arreglar todo y cuando todo estuviese listo avisaría  a  Jared  para que viniese  y así poder esperarlo ya vestida y de la manera más sensual posible, tome la bolsa que tenía el logo de aquella carísima tienda de  lenceria francesa, entre a la habitación todavía era bastante temprano así que tendría tiempo de organizar todo, di un vistazo por uno de los grandes ventanales, la vista de ese lugar seguía siendo la misma preciosa, perfecta, tantos arboles, tanta pureza, adoraba el ambiente de ese lugar. Me pregunte ¿Por qué Jared  nunca quiso que nos mudáramos a allí, si era un lugar tan hermoso? después de respirar el aire puro comencé a desvestirme para probarme la ropa interior que había comprado me la coloque y sentía algo incomodo los ligueros, debido a la costumbre sin embargo me quedaba perfecta toda ajustada a mi cuerpo realzando aquella figura que tanto cuidaba para él, me mire en el espejo de cuerpo completo y me sentí apenada jamás había usado una prenda tan sexi, mientras me miraba al espejo oí un golpe seco, que me hiso saltar, era la puerta, alguien había llegado, corrí dando saltitos por toda la habitación sin saber que hacer o donde esconderme, debía ser mi esposo y si era así se arruinaría toda la sorpresa, pues traía puesta la pequeña ropa que iba a lucirle esa noche.
Lo primero que se presento ante mis ojos fue aquel pequeño espacio en la habitación perfecto para guardar mi casi desnudo cuerpo, el closet. Recogí toda huella que indicara que estaba allí y me encerré en aquél pequeño lugar, cuando estuve dentro recordé las bolsas sobre la mesa de la cocina y rogué que el no fuese a allí, aunque tampoco tenía muy en claro que hacía en ese departamento a él no le gustaba para nada estar allí, o eso era lo que yo creía. 


Oí unos pasos algo lentos sobre la madera del piso, y mi corazón se acelero tanto que parecía quererse salir de mi pecho, al parecer la sorpresa se había adelantado, solté mi cabello y trate de acomodarlo con mis manos, de manera que se viera mas sexi, gracias al cielo aun traía maquillaje. Fije mi vista entre las ranuras de la puerta, y ante mi apareció el, tan alto, de buen porte, hasta de espaldas se veía hermoso ¿pero por que estaba de espaldas? me pregunte y lo siguiente que vi fue como tambaleantemente retrocedía para luego girarse frente a mí, quede inmóvil, mi cuerpo no respondía, mi esposo traía pegada a su cuerpo a una mujer, a una chica de cabellos castaños, alta casi de su estatura, la devoraba a besos la acariciaba de una manera salvaje, lleve con dificultada la mano a mi boca y la tape, no podía creer lo que veían mis ojos,  mi esposo, el amor de mi vida, el hombre con el cual me case tan ilusionada, el hombre, el esposo, el amante perfecto, ¿me estaba engañando?, por un momento sentí la rabia invadir mi cuerpo, tome la perilla de la puerta del closet para salir, pero la oí, la oí reír descaradamente mientras se dejaban caer en la cama y el besaba su abdomen, me detuve lo que estaba presenciando justo en ese momento era la tortura más grande de mi vida, era ella, era April, mi mejor amiga, me lleve las manos al pecho mi corazón me dolía, ella dejo de reírse, y comenzó a jadear con cada beso que el con sus labios posaba sobre su piel ¿Qué debía hacer?¿Qué debía hacer?-me comencé a preguntar ¿Cómo debía actuar? Mi mente se quedo en blanco, no podía cerrar ni apartar mí vista de aquella escena, no sé si era masoquismo, lo que si se, es que estaba totalmente paralizada, baje mí vista hacia mi mano y la  misma todavía estaba pegada a la perilla de la puerta  trate de girarla pero no pude,   poco a poco observe como cada prenda de sus ropas comenzaba a caer al suelo y lo siguiente que sentí fue mi rostro mojado, estaba llorando, pero dentro del impacto que estaba viviendo ni siquiera lo había notado, fui dejando caer poco a poco mi cuerpo al suelo  mis piernas ya no podían sostener el peso del mismo, baje mi mirada ya no podía ver más, pero un gemido por parte de ella me hiso volver a mirar, ya estaban solo en ropa interior observe el color de sus prendas y eran rojas, rojas como la pasión , rojas como el deseo, justo lo que ellos Vivian ahora pasión y deseo desenfrenado, deseo salvaje, mire mi cuerpo y recordé sus palabras “ si yo siempre tengo la razón” sentí rabia de ello, ¿Cómo pude ser tan tonta? Un nuevo gemido por parte de ella, ahora ya estaba desnuda y mi “esposo” ya estaba dentro de ella, los jadeos y gemidos eran cada vez más fuertes, sus movimientos, le hacía el amor como jamás me había tocado  a mí, como el amante perfecto lleve mis manos a mis oídos y los tape con fuerza, cerré mis ojos, no quería oír ni ver  mas ya no podía. Paso tiempo no se cuanto lo que sé es que cuando  abrí mis ojos de nuevo y destape mis oídos  ya todo había terminado  y los dos se vestían de nuevo.

- tienes razón este lugar no puede ser para vivir con tu esposa, si lo hicieras se acabaría nuestra diversión- decía ella mientras abotonaba su blusa, a lo que él no argumento nada, sentí ganas de matarle, por sus palabras, esto llevaba bastante tiempo.

-apúrate ya debó regresar –dijo el serio y ella tomo mi peine y peino sus cabello frente al espejo, luego se observo y acomodo cada detalle en su ropa.

-feliz aniversario de bodas – dijo dándole un beso en los labios para luego salir de la habitación. Él le dio una media sonrisa y la siguió.