martes, 29 de marzo de 2011

El Amante Perfecto...Capitulo 2: ¿Cómo vivir con esto?




Oí el golpe seco de la puerta al cerrar y acto seguido deja caer mi mano que aún estaba pegada a la perilla de la puerta del closet. Provocando así que esta se abriera por completo, no podía levantarme, no podía moverme, ni siquiera llorar, y es que ¿cómo podría vivir con esto? Después de unas cuantas horas ahí tirada, con  mi mente divagando y unas cuantas lagrimas traviesas recorriendo mis mejillas, entre tantas preguntas me levante, saque poco a poco la ridícula ropa que traía puesta y me metí al baño, coloque el agua en frio debía sentir dolor uno que alivianará el que ya estaba sintiendo, dure rato bajo la ducha solo sintiendo el agua fría correr por mi cuerpo.


Luego Salí, apenas si cubrí mi cuerpo con la toalla, me recosté en la cama con la vista fija hacia la gran ventana, tenia frio, si, sentía mucho frio y la oscura y silenciosa noche no ayudaba, las cortinas iban y venían y las lagrimas comenzaron a descender de nuevo por mis mejillas, no sé cuánto tiempo estuve así, pero cuando reaccione ya era de día, me levante y fui a la cocina y allí estaba sobre la mesa…aquella bolsa que según yo llevaba todas las cosa que haría mi noche “especial”…¡si que fue especial!... La tome y coloque el chocolate, la botella de champán  y las otras cosas en el refrigerador, tome las velas y las metía al cajón de la cocina, luego fui al cuarto de nuevo  y en el suelo estaba tirado aquel blanco traje que debí de lucir a mi esposo la tarde anterior, lo tome, camine hasta la sala y encendí la chimenea observe el fuego avivarse por unos instantes y luego deje caer aquella ropa allí y la vi consumirse por el fuego, con la esperanza  que así se consumiera el dolor que estaba sintiendo.


Tome ropa  del cajón y me vestí, Salí de aquel lugar que yo creía precioso y que ahora era horrible, albergaba la mas mala experiencia de mi vida, de allí  conduje hasta mi supuesto “feliz hogar” cuando llegue ya era de noche, estacione el auto, lo apague,  contemple la entrada de mi casa por un momento, di un largo suspiro saque las llaves, Salí, camine lento hacia la entrada dando vueltas a las llaves entre mis manos, metí la llave que correspondía a la puerta de entrada en la cerradura, era la primera vez en mi vida que no quería volver a mi casa, no quería entrar, no quería ver a mi esposo.


 Entre y ahí estaba el, sentado en el sofá, no lo mire solo coloque mi cartera sobre la mesa y  fui al refrigerador, me serví un poco de agua, bebí, camine hacia las escaleras que me llevarían a mi habitación.
-¿dónde estabas?–pregunto bastante serio, lo mire y sentí ganas de matarlo de escupirle todo lo que estaba sintiendo en la cara y si era posible caerle a golpes hasta que me sintiese mejor -¿no me vas a responder?- dijo levantándose y caminando hacia mí, no podía pronunciar palabra, el asco no me dejaba.


-en casa de una amiga- respondí cortante, con los dientes apretados,  y la mirada fría, el me miro fijo.


¿Toda la noche de ayer? ¿Y todo el día de hoy?- Me pregunto en un alterado tono de voz-

-Sí, es que ella no estaba muy bien de salud –mentí- lo siento no llegue para celebrar nuestro aniversario- di unos cuantos pasos en las escaleras, hacia la habitación- me voy a dormir estoy muy cansada.

-¿Cómo que vas a dormir? me dejas solo por un día entero no sé nada de ti en veinticuatro hora y ni siquiera me explicas –casi grito molesto-

-no te preocupes no te estuve engañando- dije con simplicidad en un calmado todo de voz, pero sentí que en mi vos hubo más de un reproche, su rostro se tenso-

-¿Qué quieres decir con eso?- me pregunto, me gire y lo mire a los ojos.

-Nada solo lo que oíste- dije y su ceño se frunció profundamente -ahora ¿quieres discutirlo o me puedo ir a descansar?- le pregunte seria mientras me colocaba una mano en la cintura, a lo que él no alego nada, solo seguía con esa mirada, extrañado de mí actitud, me di la vuelta de nuevo y me dirigí la  habitación-

Me coloque la pijama y me metía a la cama,  luego de un rato sentí como él se recostaba a mi lado.

-Anni– me llamo, y yo no moví ni un musculo para contestarle- se que estas despierta, lo siento no fue mi intensión gritarte es solo que estaba muy preocupado por ti y aparte también muy molesto, ¿no pudiste al menos avisarme… una llamada… para no preocuparme?– dijo, seguí inmóvil no quería responder, no tenia ánimos de hablar- además no me explicaste nada -continuo- no era pare que sintieras que estaba desconfiando de ti, yo se que tu  serias incapaz de eso –dijo y con cada palabra sentía mi corazón latir fuerte y la ira embarga cada centímetro de mi cuerpo, sin embargo no me moví, al cabo de un rato dejo de dar su hipócrita discurso me dio la espalda y se quedo dormido, no si ante decir “Te amo”.
 
Pase toda mi noche despierta solo pensando en ¿cómo una persona como él, El más cariñoso, el más considerado, mi ser perfecto, como me estaba engañando?

A la mañana siguiente me levante como de costumbre, le hice el desayuno y lo serví en la mesa.

El Salió de la habitación, ya listo para ir a trabajar, tomo un pedazo del pan tostado le dio una mordida, seguido un sorbo de jugo.

-Gracias amor pero ya me tengo que ir- dijo beso mi frente y salió de la casa como todos los días muy temprano y muy apurado.

Entonces en ese momento caí en cuenta de lo distante que estaba,  comprendí por que el siempre me decía que le gustaba llegar temprano al trabajo para ser un empleado ejemplar, era todo una maldita mentira él se veía con ella todas las mañanas antes de ella venir a mi casa y antes de él irse a trabajar.

Al cabo de dos horas, tacaron mi puerta sabía que era ella, como de costumbre, Abrí.

-Hola preciosa- dijo mientras me saludaba con un beso en la mejilla y entraba por completo a mi casa, sentí que quería matarla justo allí, cerré la puerta y la observe mientras caminaba, tan alta, elegante, con esa mirada que te hacía sentir insignificante, y sentí la sangre hervir-

-Cuéntamelo todo dijo- mientras se sentaba en el sofá muy animada- ¿Cómo quedo la sorpresa?

-No ha habido sorpresa- dije seria y cortante-

-¿Pero porque?-pregunto fingiendo asombro, era obvio que ya lo sabía.

-Me quede con una amiga en su casa estaba muy enferma  y no pude llegar a tiempo- dije fingiendo desilusión mientras me sentaba frente a ella.

- Que lastima y tan ilusionada que estabas.

-Si a veces algo termia robándote las ilusiones-  gire mi vista a la ventana.

-¿te pasa algo? -me pregunto, la mire.

-¿Por qué lo dices?- le pregunte

- Es que te noto extraña – dijo mientras apretaba ligeramente sus labios -

-Es que estoy muy cansada- le respondí-

¿Quieres que me vaya? – me pregunto, con curiosidad.

-¿te molestaría? -Le pregunte tratando de mostrar cortesía.

-no amiga tranquila no te preocupes-dijo mientras tomaba su Cartera y se la colocaba- para nada me molesta, Yo vuelvo luego cuando estés de mas ánimos- dijo levantándose del sofá -de todas formas yo quería saber los detalles de tú noche - camino hacia la puerta, la seguí- pero como no hubo noche no voy a molestarte  ya me voy descansa- termino decir y salió.

En ese momento tome la decisión de que me las pagarían todas una a una lo que me estaban haciendo.

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viernes, 18 de marzo de 2011

El Amante Perferfecto...Capitulo 1: Traición






Tanto daño y traición ¿a dónde nos llevo?
 Si yo libre y me entrego, si doy el corazón,
La avaricia gano!!Perdiste el corazón¡¡

Sólo nos damos cuenta de la traición y de la amistad cuando ambas se cruzan... Allí podemos distinguirlas y compararlas, sentirlas y despreciarlas. El corazón no siente si los ojos no ven; pues, mis ojos ya vieron.




******
 
-creo que el mejor color seria el blanco - decía mi amiga mientras tomaba en sus manos la parte posterior de un delicado juego de ropa interior en color blanco con detalles plateados- este es perfecto ¿no crees? -Decía mientras lo colocaba frente a mi vista.

- No lo sé… es que ¿blanco?- le respondí mientras hacia una mueca de medio lado con mis labios- no me parece sensual ¿será que le gusta? – le pregunte.

-hay amiga es tu esposo no el mío tu deberías conocer que Le gusta y que no-me dijo en tono de regaño, la mire mal.

-si ya lo sé pero quiero sorprenderlo, jamás he hecho algo como esto y quiero que este segundo aniversario sea especial para nosotros.  

-umm… bueno yo no sé, pero a mí me parece lindo este bikini blanco- dijo mientras le daba vuelta en sus manos observado cada Angulo de él.

-¿segura?- le pregunte aun dudosa.

-Hay Arianne, ya deja de dudar y decídete.

-okey me lo llevo, después de todo tu siempre resultas teniendo la razón- le respondí con una sonrisa, mientras tomaba el juego de roba interior completo y me dirigía la caja para pagarlo.

-si yo siempre tengo la razón – me respondió ella, con una aire de altivez que no supe descifrar.

 Luego de comprar la ropa interior, fui a comprar los demás complemento, champán, chocolate liquido, fresas, velas aromáticas y unas demás cosa que le pondrían a mi noche ese toque especial.


-bueno aquí me quedo- dijo mi amiga mientras se bajaba de mi auto-suerte-termino de decir antes de salir por completo y cerrar la puerta, arranque.

- le dije a mi amiga que haría todo eso en mi casa, pero la verdad tenía todo planeado en el apartamento que teníamos fuera de la cuidad, no quise contarle porque a pesar de ser mi mejor amiga no quería interrupciones de parte de nadie y ella acostumbraba a visitarme todos los días por la mañana.

-entre al apartamento y coloque las bolsas sobre la mesa de la cocina, mi plan era arreglar todo y cuando todo estuviese listo avisaría  a  Jared  para que viniese  y así poder esperarlo ya vestida y de la manera más sensual posible, tome la bolsa que tenía el logo de aquella carísima tienda de  lenceria francesa, entre a la habitación todavía era bastante temprano así que tendría tiempo de organizar todo, di un vistazo por uno de los grandes ventanales, la vista de ese lugar seguía siendo la misma preciosa, perfecta, tantos arboles, tanta pureza, adoraba el ambiente de ese lugar. Me pregunte ¿Por qué Jared  nunca quiso que nos mudáramos a allí, si era un lugar tan hermoso? después de respirar el aire puro comencé a desvestirme para probarme la ropa interior que había comprado me la coloque y sentía algo incomodo los ligueros, debido a la costumbre sin embargo me quedaba perfecta toda ajustada a mi cuerpo realzando aquella figura que tanto cuidaba para él, me mire en el espejo de cuerpo completo y me sentí apenada jamás había usado una prenda tan sexi, mientras me miraba al espejo oí un golpe seco, que me hiso saltar, era la puerta, alguien había llegado, corrí dando saltitos por toda la habitación sin saber que hacer o donde esconderme, debía ser mi esposo y si era así se arruinaría toda la sorpresa, pues traía puesta la pequeña ropa que iba a lucirle esa noche.
Lo primero que se presento ante mis ojos fue aquel pequeño espacio en la habitación perfecto para guardar mi casi desnudo cuerpo, el closet. Recogí toda huella que indicara que estaba allí y me encerré en aquél pequeño lugar, cuando estuve dentro recordé las bolsas sobre la mesa de la cocina y rogué que el no fuese a allí, aunque tampoco tenía muy en claro que hacía en ese departamento a él no le gustaba para nada estar allí, o eso era lo que yo creía. 


Oí unos pasos algo lentos sobre la madera del piso, y mi corazón se acelero tanto que parecía quererse salir de mi pecho, al parecer la sorpresa se había adelantado, solté mi cabello y trate de acomodarlo con mis manos, de manera que se viera mas sexi, gracias al cielo aun traía maquillaje. Fije mi vista entre las ranuras de la puerta, y ante mi apareció el, tan alto, de buen porte, hasta de espaldas se veía hermoso ¿pero por que estaba de espaldas? me pregunte y lo siguiente que vi fue como tambaleantemente retrocedía para luego girarse frente a mí, quede inmóvil, mi cuerpo no respondía, mi esposo traía pegada a su cuerpo a una mujer, a una chica de cabellos castaños, alta casi de su estatura, la devoraba a besos la acariciaba de una manera salvaje, lleve con dificultada la mano a mi boca y la tape, no podía creer lo que veían mis ojos,  mi esposo, el amor de mi vida, el hombre con el cual me case tan ilusionada, el hombre, el esposo, el amante perfecto, ¿me estaba engañando?, por un momento sentí la rabia invadir mi cuerpo, tome la perilla de la puerta del closet para salir, pero la oí, la oí reír descaradamente mientras se dejaban caer en la cama y el besaba su abdomen, me detuve lo que estaba presenciando justo en ese momento era la tortura más grande de mi vida, era ella, era April, mi mejor amiga, me lleve las manos al pecho mi corazón me dolía, ella dejo de reírse, y comenzó a jadear con cada beso que el con sus labios posaba sobre su piel ¿Qué debía hacer?¿Qué debía hacer?-me comencé a preguntar ¿Cómo debía actuar? Mi mente se quedo en blanco, no podía cerrar ni apartar mí vista de aquella escena, no sé si era masoquismo, lo que si se, es que estaba totalmente paralizada, baje mí vista hacia mi mano y la  misma todavía estaba pegada a la perilla de la puerta  trate de girarla pero no pude,   poco a poco observe como cada prenda de sus ropas comenzaba a caer al suelo y lo siguiente que sentí fue mi rostro mojado, estaba llorando, pero dentro del impacto que estaba viviendo ni siquiera lo había notado, fui dejando caer poco a poco mi cuerpo al suelo  mis piernas ya no podían sostener el peso del mismo, baje mi mirada ya no podía ver más, pero un gemido por parte de ella me hiso volver a mirar, ya estaban solo en ropa interior observe el color de sus prendas y eran rojas, rojas como la pasión , rojas como el deseo, justo lo que ellos Vivian ahora pasión y deseo desenfrenado, deseo salvaje, mire mi cuerpo y recordé sus palabras “ si yo siempre tengo la razón” sentí rabia de ello, ¿Cómo pude ser tan tonta? Un nuevo gemido por parte de ella, ahora ya estaba desnuda y mi “esposo” ya estaba dentro de ella, los jadeos y gemidos eran cada vez más fuertes, sus movimientos, le hacía el amor como jamás me había tocado  a mí, como el amante perfecto lleve mis manos a mis oídos y los tape con fuerza, cerré mis ojos, no quería oír ni ver  mas ya no podía. Paso tiempo no se cuanto lo que sé es que cuando  abrí mis ojos de nuevo y destape mis oídos  ya todo había terminado  y los dos se vestían de nuevo.

- tienes razón este lugar no puede ser para vivir con tu esposa, si lo hicieras se acabaría nuestra diversión- decía ella mientras abotonaba su blusa, a lo que él no argumento nada, sentí ganas de matarle, por sus palabras, esto llevaba bastante tiempo.

-apúrate ya debó regresar –dijo el serio y ella tomo mi peine y peino sus cabello frente al espejo, luego se observo y acomodo cada detalle en su ropa.

-feliz aniversario de bodas – dijo dándole un beso en los labios para luego salir de la habitación. Él le dio una media sonrisa y la siguió.